Pequeños propietarios exigen devolucion de tierras invadidas por zapatistas.

Silvano Bautista Ibarias. A 18 años del levantamiento armado del EZLN, pequeños propietarios de los municipios Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas se manifestaron una vez en las calles de la capital chiapaneca para pedir la intervención de las autoridades a modo de que puedan recuperar sus tierras, que aseguran, hoy permanecen ociosas en manos de las llamadas “bases zapatistas” de estos municipios. Ignacio García, uno de los afectados señaló que desde el inicio del movimiento zapatistas al menos 40 mil hectáreas altamente productivas fueron invadidas por milicianos y simpatizantes del EZLN y que las mantienen en su poder sin que rindan los beneficios que deberían dar. Las tierras del municipio de Ocosingo, son de la misma calidad productiva, o incluso mejor que las del Soconusco y de ahí la necesidad de que regresen a sus propietarios originales, abundó, al tiempo de precisar que son al menos 480 pequeños propietarios que aseguran están dispuestos a continuar con una lucha legal para la recuperación de sus propiedades que les fueron invadidas en los primeros días de enero de 1994 bajo el amparo del movimiento de insurrección armada. Originalmente la cifra de afectados era de dos mil 500 pequeños propietarios en los municipios enclavados en la zona de conflicto y que tenían sus predios invadidos por simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Desde el surgimiento del conflicto zapatista en 1994, miles de pequeños propietarios fueron desplazados de varios predios ubicados en los municipios de Ocosingo, Altamirano, Las Margaritas y La Trinitaria por zapatistas, quienes actualmente mantienen en su poder sus pertenencias y tierras. Los afectados, refieren que pese al paso de los años ninguna autoridad ha mostrado disposición para que estos puedan recuperar sus tierras o bien ser indemnizados. Dentro de los afectados se encuentran personas que únicamente tenían como modo o sustento de vida la producción de sus tierras, por lo que al perderlas se fueron a vivir con familiares y amigos.