Servicio público un caos en el municipio.
Yulia Ventura
Villaflores.- La mafia de los pulpos del transporte público continúan haciendo estrago en la ciudad de Villaflores, encima de ello la piratería sigue siendo un factor predominante bajo la tolerancia de las propias autoridades. Tan solo en Villaflores existe una sobre población de motoxis muchos de ellos no cuentan con el permiso requerido que los avale solo los avala el compadrazgo y las mordidas a la autoridad, se cree que en la ciudad circulan alrededor de Mil 500 entre regulares e irregulares.
La mano débil de las autoridades estatales del transporte se siente en Villaflores ya que no se ha realizado operativo alguno para detectar las decenas de mototaxis que transitan de manera irregular, de acuerdo con el estudio de factibilidad realizado dos años atrás bastaba con cuatrocientos bicitaxis sin embargo caso omiso hicieron de ello, año más tarde el cambio de modalidad de bici a mototaxi se regiría según por cambio, es decir, si el propietario de un bicitaxi tenía la intención de cambiarlo por un mototaxi podría hacerlo de manera que se suponía serían solo cuatrocientas de estas unidades motorizadas que de ecológicas no tienen nada.
Fue más habladuría que hechos llevados a la cotidianidad puesto que los líderes fueron los más beneficiados vendiendo permisos a disestra y siniestra confabulados con las propias autoridades de Transporte. Hoy pasa lo mismo, tibieza en el ejercicio y aplicación de las leyes del transporte. Mucho más “cucarachas” dizque ecológicas circulando lo peor aún muchas de manera irregular, haciendo de éste trabajo un negocio para nada rentable, los únicos beneficiados fueron aquellos que vendieron los permisos con valor de hasta 60 mil pesos.
De tal manera que algunos dueños de mototaxis y del servicio público en Villaflores, piden al titular de la Secretaria de Transporte Mariano Rosales Zuart, realizar operativos serios para combatir la piratería y valga la redundancia “supervisas a sus supervisores” para que dejen de morder y hagan su trabajo de manera responsable más no para sacar provecho personal, fomentando el descontrol, creando con ello un clima de zozobra, ingobernabilidad e impunidad.
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