Silvano Bautista Ibarias.
Una marcada inconformidad existe entre habitantes de la zona norte poniente de la capital chiapaneca derivado de la presencia de una planta de asfalto que comienza a provocar afectaciones en la salud de los vecinos tales como mareos, dolor de cabeza, vómitos y otros.
De esta forma, vecinos de los fraccionamientos Bonampak, Centenario, Chapultepec, Atenas, Malibú hasta Los Laureles y otras más, señalaron que esta planta asfaltadora, al parecer portátil, genera un insoportable hedor que provoca irritación en la mucosa y pulmones de niños y gente mayor, hasta lagrimeos. Señalan que cuando las amas de casa tienden su ropa, esta adquiere ese olor nauseabundo.
Por ese rumbo hay dos plantas, una es empresa chiapaneca denominada ALZ (Ángel Lara Zuñiga), la cual dice que cumple con todos los requisitos de filtros para evitar justamente los fétidos olores. Asimismo se llegó asentar una planta portátil de una constructora poblana, que según dicen los vecinos no cumple con las normas ambientalistas. Y eso provoca la hediondez que los vientos del cañón de San Fernando se encarga de esparcir por esa zona Norte Poniente de la capital.
En este sentido, los afectados considera que las autoridades deberían de ser las primeros en investigar este malestar de la ciudadanía, toda vez que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, espera que se dé una serie de denuncias para poder actuar “hasta las últimas consecuencias”.
Así mismo, piden intervengan la Secretaría de Ecología y Recursos Naturales (Semarnat) ya que la gente esta exasperada por ese olor a asfalto que les recuerda el olor de la riqueza de Petróleos Mexicanos y que ha favorecido a unos cuantos, entre ellos políticos y dirigentes sindicales.
Por ello, consideraron que es lamentable que se den permiso desde los gabinetes sin tomar en consideración una serie de factores, tales como el hecho de permitir la ubicación en esa área de una planta de transferencia de basura de la capital, si por ese sitio corre los vientos del Cañón de San Fernando.
De igual forma, cuestionan el porqué se permite ubicar a una cementera y unas asfaltadoras en ese mismo polígono que está densamente poblado por colonias populares de gente trabajadora, con lo que demuestran que poco les importa la salud pública.
Indiciaron que el hedor a asfalto es fuerte e insoportable, pero la clase trabajadora no tiene otro sitio a donde ir como una quinta de descanso o tomarse unas vacaciones mientras se ve que se hace con ese problema.
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