Silvano Bautista Ibarias.
El secretario general de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas, Álvaro López Ríos rechazó tajante que la privatización del ejido como se ha dado a conocer que está dentro de la Reforma al Campo propuesta por el Ejecutivo Federal sea la solución a la grave problemática del agro nacional.
Al encabeza a cientos de campesinos que se movilizaron para exigir al Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Carlos Ramírez Marín, la solución de 300 conflictos agrarios, el dirigente de la UNTA aseguró que a 22 años de aprobarse la reforma salinista y con ella la posibilidad de privatizar la tierra, recordó que a la fecha solo el 0.3 por ciento optó por esta figura.
“Ni siquiera el uno por ciento de los campesinos del país se entusiasmó con la privatización del ejido, lo que significa el fracaso de dicha reforma promulgada por el entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari en 1992”, destacó en entrevista afuera de las instalaciones de la SEDATU.
A juicio de Álvaro López Ríos las pretensiones oficiales se ven avivadas con la ignorancia de los mismos funcionarios federales, que no recuerdan que la reforma salinista ya permitió la privatización, pero esta no se ha dado, porque la propiedad privada no es mejor que la social, esto es una falsedad.
Los gobernantes no aprenden de la historia, van a volver a fracasar aunque hagan modificaciones porque los dueños de la tierra comunal y ejidal quieren su ejido, quieren su comunidad y no importa cuánto abran el marco jurídico, si es que lo pueden hacer.
En ese sentido fustigó al dirigente de la CNC, Gerardo Sánchez García, y demás organizaciones priistas que avalan la privatización del ejido. Esto aseguró, son organizaciones dóciles que “bailan al son que les toquen”, porque se pliegan automáticamente a los designios del poder, pero la privatización de la tierra no se conseguirá fácilmente, anticipó el líder de la UNTA.
Álvaro López Ríos sostuvo que el líder de la CNC, no se puede considerar dirigente agrario más bien sería dirigente empresarial con sus declaraciones a favor de los campesinos vendan sus ejidos.
Ante lo que consideró el dirigente de la UNTA como una traición a campesinos por parte de Gerardo Sánchez, llamó a las organizaciones agrarias a no presentar sus propuestas ante los Congresos locales y federal de cara a la reforma del campo, pues aseguró que los Legislativos “se han convertido en una especie de pandillas al servicio del Presidente en turno”, porque “actúan mecánicamente, no hay reflexión, no hay discusión, no hay debate, tampoco hay consulta, es una falsedad”.
Llamó a las demás organizaciones agrarias a romper el diálogo, para evitar que esta simulación sirva para hacer creer a la opinión pública que de verdad los campesinos fueron escuchados y ser utilizados sólo para validar una reforma que no tendrá el consenso del medio rural.
Argumentó el dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas que si la salida a los problemas del campo nacional fuera la privatización de la tierra, desde hace más de 20 años los campesinos hubieran optado por esta alternativa, pero a la fecha esto no ha ocurrido, porque incluso quienes se decidieron por esta conversión están peor que los mismos ejidatarios.
El dirigente agrario apuntó que el atraso del sector rural es cuestión de la organización de las políticas públicas y no de la estructura de la propiedad de la tierra, ya que debe llevarse al campo a un nivel de eficiencia que con el actual modelo no se alcanzará.
Se pronunció por mejorar los circuitos de mayor productividad y los relacionados con la comercialización, exportación y de valor agregado.
Pero también exigió “contener el intermediarismo que se queda con el 70 por ciento a la utilidad, entre el valor que le pagan al productor y el valor al final al que le venden al consumidor, por lo que quien gana es el intermediario y el coyote, y pierden el productor y el consumidor”.
Luego de manifestarse en la SEDATU, los campesinos agrupados en la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas marcharon hacia la Secretaria de Agricultura para exigir cumplimiento en programas productivos.
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