Silvano Bautista Ibarias.
La intención de autoridades federales, estatales y municipales de privatizar el agua mediante el otorgamiento de concesiones para su aprovechamiento hasta por 30 años a empresas privadas atenta contra el futuro de la vida humana, vegetal y animal, consideró José Jacobo Femat, presidente de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares.
Señaló que el derecho humano al agua reconocido el año pasado en el Artículo 4º de la Constitución, "se convierte en una burla, cuando este derecho público es transformado en un negocio controlado por particulares, cuando el agua se convierte en una mercancía a disposición del mejor postor, cuando las políticas de protección y administración del agua se asumen con criterios de interés privado y no público".
Dijo, que con el argumento de la disminución en la disposición del agua, una medida privatizadora, como la que se pretende en la administración de éste recurso natural, podría significar el fracaso de millones de pequeños y medianos productores rurales, la disminución de la producción de alimentos, el incremento de la pobreza, la pérdida de biodiversidad y medio ambiente, y el surgimiento de graves problemas de confrontación social, alertó el dirigente de la COCYP.
Considero que ante el cambio climático y la reducción de la disposición de agua dulce para la vida, se hace impostergable la construcción de una política de corto, mediano y largo plazo, que contemple de inmediato la elaboración de una legislación integral y reglamentación estricta para el cuidado y manejo sustentable del agua, con señalamientos claros para su administración por funcionarios públicos responsables y la participación comprometida de la sociedad civil, en la construcción e impulso de una educación, cultura y capacitación en el manejo, cuidado y mantenimiento del recurso natural agua.
Para colmo, agregó, el Gobierno Federal, a través de la Comisión Nacional del Agua, desde hace años ha dejado parcialmente en manos de particulares el aprovechamiento de agua dulce de cuencas, lagunas, presas, ríos y los mantos acuíferos del subsuelo, sin embargo, las cuencas hidrológicas superficiales del país, que se recuperan cada año con las lluvias, se encuentran sobreexplotadas y la disposición de agua de los mantos acuíferos profundos, formados hace cientos de años, han venido disminuyendo, quedando solo en algunas regiones del norte del país los mantos freáticos formados hace miles de años.
Por ello, advirtió que "su uso conlleva diversos riesgos, el más inmediato es que esas aguas profundas se encuentren contaminadas con metales dañinos para la salud, como el arsénico, otro riesgo que se agudiza con la extracción de agua del subsuelo es el reacomodo de los suelos y por tanto el hundimiento de la tierra, como ya está demostrado en los lugares de extracción".
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