domingo, 15 de diciembre de 2013

Cuestionan postura de la iglesia católica ante matrimonio entre homosexuales.

Silvano Bautista Ibarias.
Diversos representantes de la comunidad lésbico gay de Tuxtla fijaron su posición ante los señalamientos de la iglesia católica respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo y recordaron que México es un Estado laico por lo que los prejuicios de esta debe reservarlos para sus sermones, al tiempo de recordar el caso de los sacerdotes pederastas encubiertos por la alta jerarquía de la iglesia.

En un documento en donde hacen referencia al Arzobispo de Tuxtla, Favio Martínez Castilla, recuerdan además que la sociedad evoluciona y el concepto de familia a lo largo de la historia también, toda vez que la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación reconoce la diversidad de familias, monoparentales, monoparentales y lesboparentales.

Recordaron que México es un país que ama a la familia y que por ello ven con profunda preocupación cómo se ataca el matrimonio, como se burlan los valores cristianos cuando con las aspiraciones del matrimonio de las parejas gays se están promoviendo los valores que celebra y defiende la iglesia católica.

De igual forma, cuestionan el hecho de que la iglesia católica no aplauda a quienes quieren formar parte de una institución vital para la sociedad como es el matrimonio.

En un documento hecho llegar a los medios de comunicación, cuestionan al jerarca religioso en referencia ¿Puede usted ofrecer una sola razón para continuar discriminando contra miembros decentes y trabajadores de la sociedad, apelando un argumento jurídico? Al negar el matrimonio entre homosexuales ¿No está usted negando también el reconocimiento a la igualdad en nuestra sociedad –algo injusto e inconstitucional?

En este sentido, señalan que independientemente de lo que la iglesia católica piense sobre la homosexualidad, es un hecho que los homosexuales y las lesbianas son miembros de nuestra sociedad, forman parte de nuestras familias, de nuestros trabajos, son nuestros maestros, nuestros doctores, colegas, amigos, anhelan la aceptación, aspiran a relaciones estables, desean contribuir a la sociedad como tantos mexicanos más.

Finalmente, consideran que al negarles el derecho a relaciones equitativas se les está degradando como individuos, al tiempo de considerar que cuando se refieren a las relaciones como una “aberración” y como una “perversión”, están contribuyendo al prejuicio, a la intolerancia y la discriminación.

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